El salario medio de los empleados de grandes empresas subió un 4,2% en mayo, por encima del IPC

Destaca especialmente el incremento interanual del 7,7% del salario medio percibido en mayo por los trabajadores del sector de la construcción, 4,5 puntos por encima de la retribución media del conjunto de los empleados de grandes empresas

El salario medio bruto de los trabajadores de las grandes empresas españolas (las que facturan más de 6 millones de euros anuales) alcanzó los 1.786 euros mensuales en mayo, lo que representa un incremento del 4,2% en relación al mismo mes en 2005, según la estadística mensual de ‘Ventas, empleo y salarios en las grandes empresas’ publicada por la Agencia Tributaria.

Este aumento, que supera en dos décimas a la inflación del mes de mayo (4%), se encuentra también muy por encima del aumento del 3,1% de los salarios pactados en convenios colectivos, debido a los efectos derivados de la activación de las cláusulas de salvaguarda firmadas en 2005, según indica la Agencia Tributaria.

Por sectores, los trabajadores del sector de la energía y el agua son los que percibieron en mayo una mayor retribución media bruta, con 2.708 euros, lo que supone un ligero aumento del 0,3% en tasa interanual.

Por detrás se sitúan los empleados de la industria (descontada la energía y el agua), con una retribución media mensual de 1.986 euros (un 4,5% más que en mayo de 2005) y del sector servicios, con 1.675 euros (un 4,1% más).

EL SUELDO EN LA CONSTRUCCIÓN SUBE UN 7,7%.

Destaca especialmente el incremento interanual del 7,7% del salario medio percibido en mayo por los trabajadores del sector de la construcción, 4,5 puntos por encima de la retribución media del conjunto de los empleados de grandes empresas (4,2%) y casi el doble de la tasa de inflación del mismo mes. Con todo, la retribución asciende a 1.918 euros mensuales, por detrás del salario medio del sector de la energía y la industria.

Dentro del sector servicios, los trabajadores del transporte y las comunicaciones registraron en mayo un salario bruto de 2.499 euros, lo que supone un crecimiento del 3,8% en tasa interanual.

Por su parte, los trabajadores del comercio y la hostelería vieron aumentar su salario bruto un 3,6% en mayo, hasta 1.461 euros, y los empleados de servicios a empresas disfrutaron de un aumento salarial del 3,9% en el mismo mes, hasta 1.580 euros.

En cuanto al empleo creado, el número de perceptores de rentas del trabajo en las grandes empresas aumentó un 3,6% en mayo respecto al mismo mes de 2005, hasta los 5,89 millones de trabajadores.

Los mayores incrementos correspondieron a los empleados de la construcción, con un aumento del 6,2%, hasta los 549.485 trabajadores, lo que no parece mostrar una desaceleración de esta actividad, a pesar de los aumentos espectaculares registrados en los últimos años. Le siguen los empleados del sector servicios, con 3,96 millones y un aumento del 4,4%.

MENOS EMPLEADOS EN ENERGÍA E INDUSTRIA.

Por el contrario, el número de empleados cayó un 0,7% en el sector de la energía y el agua, hasta 103.649 trabajadores, así como en el sector de la industria (sin las actividades de energía y agua), con una caída del 0,1%, hasta 1.145.152 empleados.

La estadística de la AEAT, elaborada a partir de las declaraciones de IVA y retenciones del IRPF practicadas a los trabajadores, recoge la información de 29.293 grandes empresas, que representan el 60% de la facturación total de los declarantes de IVA.

Europa Press

CC.OO. quiere sensibilizar a los trabajadores sobre la importancia de la formación para el empleo

En el marco de la campaña ‘CCOOnéctate a la Formación’, ayer se celebró en Madrid una jornada de información y debate sobre el nuevo modelo de formación para el empleo, en los próximos meses se celebrarán jornadas similares en el resto del país, con el objetivo de sensibilizar a las estructuras del sindicato y a los trabajadores de la importancia que tiene en la carrera profesional del trabajador la formación para el empleo.

Las jornadas van dirigidas a los solicitantes de los planes de formación, los responsables de Formación de las distintas estructuras de CC.OO., los representantes de los trabajadores en las empresas, las consultoras, los gestores de formación y las Administraciones Públicas.

Las jornadas se centraron en definir la formación a distancia, identificar los modelos más adecuados de formación basados en e-learning, una vez realizado el análisis de los modelos actuales más extendidos, reflexionar sobre los problemas de la gestión y ejecución de programas de formación, proponer sistemas de verificación a partir de la evaluación y seguimiento del trabajo realizado por los alumnos, valorar la importancia de someter los buenos resultados de ejecución de programas de e-learning a contraste de eficacia y rendimiento educativo adecuados, analizar los distintos roles que desempeñan los componentes del equipo de desarrollo y ejecución de programas de formación continua basados en e-learning, y debatir acerca del incremento de costes por el uso de la tecnología.

La presentación de la jornadas ha corrido a cargo del Director General del Servicio Público de Empleo Estatal, Valeriano Baillo, y el trabajo en grupos dará comienzo tras la intervención del Secretario Confederal de Formación para el Empleo de CC.OO. Gregorio Marchán Redondo.

Los protagonistas de la guerra

En Iraq, hay más de 140.000 soldados que se enfrentan desde hace tres años a un enemigo implacable, sanguinario y oculto.

Las brutales represalias de los soldados norteamericanos contra la población civil de Hadiza ayudan a entender la realidad de la guerra. El USA Today publicó un artículo, “La tensión del combate pasa factura”, donde se reúnen testimonios que deberían hacer recapacitar a todos los que, con ligereza y denodado entusiasmo, apoyan el recurso de la guerra para resolver conflictos políticos.

En Iraq, hay más de 140.000 soldados que durante más de tres años tienen enfrente a un enemigo implacable, sanguinario y oculto. Ante esta situación un comandante, profesor de Ética de la Academia Militar de West Point (EEUU), opina que “cuando hay tantas personas armadas con tanta potencia y sometidas a tanta presión, algo acabará ocurriendo”, y los soldados se enfrentarán con la población.

Un psicólogo universitario de California, que ha estudiado las violaciones del derecho internacional por EEUU en la guerra de Vietnam, se asombra por la sorpresa del incidente de Hadiza, porque “esto es lo que ocurre en las guerras”.

En el mismo artículo, un médico militar anuncia que, antes de llegar al asesinato vengativo de civiles, hay muchas otras “pequeñas acciones” que permiten liberar la presión de los soldados, “golpear a los civiles, empujarles con el fusil…”.

Todo parece explicarse porque muchos soldados están al límite. Así responde un cabo: “¿Que si estamos próximos a saltar? Sí, en nuestra pequeña vida personal que hemos construido encerrados en las bases”. Y puntualiza: “Es un resultado de la tensión que produce el estar en un lugar donde intentan matarte todos los días”. Prosigue, “no hay forma de entrenarse para esto. Se trata de luchar por tu vida. El cuerpo actúa haciéndote estar más alerta, más nervioso e irritable”.

La insurgencia combate en Iraq sin líneas de frente ni reglas de conducta. Para los ocupantes, un teléfono móvil puede ser un arma. El traductor que acompaña a la patrulla puede ser un espía y el proveedor de verduras de la base quizá ayude a corregir el tiro de los morteros. El enemigo se mezcla con la población, se esconde en sus lugares de culto y recurre al suicidio como arma. “Todo a nuestro alrededor es amenazante. En todas partes ves un posible enemigo”. “En la guerra ordinaria, el enemigo lleva uniforme y lucha de frente. No hay dudas respecto a quién se puede matar y quién no tiene nada que ver con la guerra”.

El profesor de West Point opinaba que “era más reconfortante cuando uno podía decir: ¿Ves aquella fila de árboles? Pues allí están las líneas alemanas. Es la incertidumbre de la muerte lo que resulta tan difícil de asumir en Iraq”. Esa ideal guerra ordinaria concluyó en cuanto el ejército iraquí se desintegró. Hay que atribuir a un grotesco planeamiento estratégico el no haber previsto que, tras la disolución de las fuerzas regulares, cobraría ímpetu la guerra irregular.

En esa situación se generan respuestas automáticas. Una de ellas es la deshumanización del adversario. Un sargento de la Guardia Nacional manifestaba: “Respondemos a cualquier fuego enemigo con potencia devastadora. Si no devuelves los disparos, es como si pidieras que te sigan tirando”.

Puesto que no es posible fiarse de nada ni de nadie, lo mejor es deshumanizar al enemigo para no tener que graduar la intensidad de la respuesta. Se empieza por aplicar nombres despectivos: “A todos los iraquíes les llamamos ‘hadyis’, palabra siempre precedida por un grosero calificativo”.

En Iraq, además, las tropas ocupantes deben ser soldados y policías. El profesor comentaba: “El campo de batalla es increíblemente complejo. Una parte de la patrulla está combatiendo a fondo mientras otra parte está regalando a los niños balones”. Si un francotirador abre fuego, los soldados le persiguen y lo abaten, pero los policías deben esforzarse por proteger a la población de sus disparos. ¿Puede una misma unidad militar desempeñar a la vez ambos papeles?

Todo parece indicar que aquellos que con tanta ligereza lanzaron a los cuatro vientos el nefasto ultimátum de las Azores, que llevó al mundo a la inestable situación actual, ignoraban del todo los aspectos más fundamentales de la guerra y la trataron con la estúpida frivolidad de muchos otros caudillos de salón que les han precedido en la historia de la humanidad. Ahora todos pagamos las consecuencias.

Alberto Piris: General de Artillería en la Reserva. Analista del Centro de Investigación para la Paz (FUHEM)